martes, 16 de julio de 2013

Para siempre

Pocas personas aman el día de hoy como lo hacía mi abuela. Hoy, 16 de julio, día de la Virgen del Carmen, era una fecha cada año señalada en rojo en el calendario para mi abuela. Era SU día. El día en que más trabajaba, más sudaba, más gritaba, pero también el día en que más se divertía, más cantaba, más se emocionaba…

El día en que el trono de su querida Virgen del Carmen, llevado por marineros amigos de toda la vida, se paraba delante de su bar sólo para que ella le cantara su Salve Marinera antes de que lo embarcaran para darle un paseo por las aguas de un puerto tan suyo. 

Pero hoy todo será muy distinto. Esta vez irá ella también en el barco, zarpará pero para no regresar a tierra. Porque no hay nadie más del mar de lo que era ella. Era su deseo y hoy se hará realidad. Ella era mar y el mar era ella, y esa simbiosis se hace hoy más efectiva que nunca. 

Hoy nosotros le despedimos y el mar le abrazará para darle la bienvenida, con su Virgen del Carmen como testigo, y con su nieto a varios cientos de kilómetros deseoso de estar allí arropando a su familia en estos instantes tan especiales. 

Porque para mí mi abuela siempre fue lo más grande. Y siempre lo seguirá siendo. Siempre era el primer número que buscaba en la agenda, siempre el primer hombro en el que apoyarme, siempre las primeras manos que aplaudían mis logros. Siempre.


Te queremos abuela, te queremos allá donde estés. Siempre.



No hay comentarios:

Publicar un comentario